"Desde que era pequeño uno de mis sueños fue el montarme en una de esas ambulancias de color amarillo que veía por la calle, me fascinaba el concepto de poder ayudar a los demás. Pero no fue hasta el año 2012, cuando con apenas 16 años, entré a formar parte de la familia de DYA Cantabria; desde aquel entonces no he parado en esta organización."

"Mi deseo siempre ha sido ayudar y cuidar a los demás. Con 16 años me hice voluntaria de la DYA y mi sueño se hizo realidad. Desde entonces colaboro en labores sociosanitarias y gracias a esta oportunidad he sido consciente de que quiero ampliar mi formación siguiendo el ejemplo de la gente DYA, dedicando tiempo, esfuerzo y todo su corazón en esta labor tan importante".

"Comencé mi labor como voluntario en la DYA sobre los 17 años. Tenía claro que quería estudiar enfermería por lo que me pareció una oportunidad única de iniciarme en mi futura profesión y además crecer como persona. Aunque ya no pueda ejercer tanto de voluntario como ya realizaba antes, aun sigo sintiéndome parte activa de la gran familia DYA Cantabria".